Este drástico cambio en el
ordenamiento territorial, genero una influencia directa en todos los aspectos
de vida de los indígenas, tuvo como fin primordial instaurar un orden político
y una jerarquía eclesiástica determinada, en donde la iglesia se presentó como
el elemento social dominante por excelencia en la fundación de los pueblos de
indios.
A pesar del “sometimiento” de los
indígenas, a lo largo de la construcción y evolución de los pueblos, por
necesidad, gusto o interés, se mantuvieron muchos significados, saberes y
símbolos ancestrales, que se involucraron íntimamente en el desarrollo de las
nuevas sociedades y que hoy en día aún se conservan como testimonios históricos
de identidad. Esa influencia prehispánica que quiso mantenerse, se evidencia claramente en los templos doctrineros que aún se conservan en el país, que hoy en día son reconocidos y apropiados por las comunidades que habitan los diferentes pueblos, como el espacio de culto que por excelencia es contenedor de todos aquellos aspectos históricos y culturales que en esencia representan lo que somos como nación.
En ese sentido, en el presente trabajo se valora la importancia que tuvo la capilla doctrinera, como elemento fundamental para la construcción de pueblos en la colonia, pero más que eso, el significado cultural tan importante que mantienen hoy en día para nuestra sociedad, como un legado “ancestral” que si bien fue institucionalizado por los españoles, fueron los indígenas quienes lo hicieron posible desde su participación, apropiación y aprendizaje.
CAPILLAS DOCTRINERAS: UN ELEMENTO CULTURAL DE PRIMER ORDEN
La construcción de pueblos de indios, estuvo fundamentada principalmente
por los requerimientos de adoctrinamiento e imposición de la ideología católica
de los españoles. Por esta razón, la iglesia en cada pueblo, era la primera
edificación que debía construirse, convirtiéndose en el eje ordenador de
diferentes asentamientos colectivos organizados.
A la consolidación de los pueblos de indios durante
el largo periodo de su fundación e instauración a lo largo del territorio
colombiano, se atribuyen dos aspectos determinantes que permitieron generar una
estructura administrativa importante; por un lado la demarcación de las tierras
y por otro, que es el que más quiero resaltar para efectos del presente
trabajo, es la construcción de iglesias que se inicio de manera masiva en el
año de 1577.
La edificación de iglesias en los nuevos pueblos de
indios, determinó el ordenamiento espacial que motivado principalmente por las
implicaciones ideológicas, establecieron el hecho de reunir a los indios en un
espacio congregado, “lo que con esto se quería decir era que todos los indios
debían vivir en el pueblo construido a la manera de los españoles, en el
contorno de la iglesia” (Herrera, 1996: 53).
En ese sentido, la religión tuvo una importancia determinante y se
constituyó en el dictamen de la estructura jerárquica de los pueblos de indios,
“el pueblo como unidad territorial empezó a ser un referente administrativo
útil para identificar a los pobladores” (Herrera, 1996: 53), liderados entre
algunos otros personajes, por el cura,
como una de las figuras de mayor autoridad y prestigio de los pueblos.
La
construcción de iglesias se presentó como una generalidad en todos los pueblos
del territorio colombiano, así por ejemplo “ordenaron y mandaron que en todos
los repartimientos de la dicha ciudad de Tunja y su provincia haya iglesia de
tapias y teja con altar….con un portal o anteiglesia” (Gutiérrez, 1993: 192). Por lo general,
esta construcción tradicional, está compuesta en su interior por una sola nave larga y angosta, arco toral pronunciado
que separa el presbiterio de la nave principal y a la entrada la antecapilla,
como el espacio de mayor importancia al ser el lugar en el que se
dictaba la doctrina cristiana a los indígenas, en donde “el cura juntó los
indios en la puerta de la iglesia para enseñarles la doctrina cristiana, como
es costumbre….y que acabada la plática entró a decir misa con todos los indios”
(Gutierrez, 1993: 192).
Como parte del conjunto religioso, también se destacan las
capillas posas. Según los autores que han estudiado el tema, posiblemente estos
elementos arquitectónicos fueron edificados por orden de algún cura doctrinero
e incluso por parte de la feligresía. Tenían un carácter devocional, que
consistía en posar al santísimo sacramento durante las procesiones, como parte
del desarrollo de las funciones catequísticas propias de la doctrina: “al
ampliarse los recorridos, fue necesario programar pausas para lo cual se
preparaban altares provisionales que pronto tuvieron toldos o enramadas para
proteger al sacerdote que portaba la Custodia, de los rayos del sol, a la vez
que permitirle un breve descanso antes de continuar el recorrido. Estos altares
provisionales con enramadas de flores, recibieron el nombre de Posas” (Chanfón
en Mendoza, 2008: 199).
En el conjunto doctrinero, también se construían las
casas de los curas, quienes ejercían sus funciones sobre todo los pobladores,
convirtiéndose en una autoridad no solo religiosa. Por lo general las casas
cúrales se hallaban adosadas o contiguas a la iglesia, encontrando en la nave
de la iglesia una puerta que permitía conectar los dos espacios.
Otro aspecto
muy significativo que se debe resaltar y que incluso considero vale la pena que
sea objeto de estudio o investigación más a fondo, son las representaciones
pictóricas que con cierta frecuencia se han encontrado en este tipo de
construcciones. Por lo general son pinturas murales alusivas al proceso de
adoctrinamiento al que eran sometidos los indígenas durante el proceso de
colonización.
Son muchos los
templos doctrineros que hoy en día se conservan en el territorio, y como
ejemplo de uno de ellos, hago alusión al conjunto doctrinero del municipio de
Sutatausa Cundinamarca, el cual conserva el templo doctrinero de San Juan Bautista, la casa cural y las cuatro
capillas posas, convirtiéndose hoy en día en uno de los más claros ejemplos de
este tipo de construcciones en la época Colonial.
En este lugar, se
evidencia una clara dependencia entre el espacio arquitectónico y la decoración
mural, teniendo en cuenta que más allá de las persistencias físicas, se mantuvo el mundo de los
valores simbólicos propio de los asentamientos prehispánicos, los cuales
condicionaron de cierta manera la organización específica interna de los
pueblos de indios. Por lo general estas expresiones artísticas, están asociadas a acontecimientos religiosos que escenifican el proceso evangelizador, como parámetro cultural por excelencia con un fin social específico y determinante dirigido a los indios a “quienes se pueda predicar el evangelio pues este es el principal fin para que mandamos hacer los nuevos descubrimientos y poblaciones “(Guzmán, 1987: 24).
Estos lugares desde su cultura material, se presentan
como un documento que permite reconstruir aspectos determinantes de nuestra historia
como nación colonizada, pero además la significación y funcionalidad que otorga la comunidad al espacio, da cuenta hoy
en día de la importancia cultural vinculada a una creencia religiosa
fuertemente arraigada. Por fortuna son varios los templos doctrineros que
se conservan en la actualidad y su re significación social, ha permitido que
estos sigan siendo usados y por tanto reconocidos por las diferentes
comunidades que los apropian. En este sentido, se convierten en un elemento
fundamental de patrimonio cultural reconocido y apropiado por toda la nación.
CONCLUSIONES
Sin lugar a dudas, los pueblos de
indios se convirtieron en un patrón ideal de vida que facilitó el
adoctrinamiento indígena en la época colonial. Hoy en día, a pesar del
reordenamiento territorial que ha seguido ocurriendo en diferentes pueblos del
país y con el cambio ideológico tan marcado debido a la aparición de nuevas
religiones, se mantienen vigentes muchos parámetros de la vida religiosa, desde
el punto de vista espacial y espiritual, propios de aquel momento de conquista.
Las implicaciones del
ordenamiento espacial que se impuso en la época colonial y la edificación de
capillas doctrineras, se convierten hoy en día en el referente cultural a
partir del cual hemos venido desarrollando y arraigando una costumbre católica
contundente, que por supuesto se ha ido adaptando según los cambios socioculturales
de la época.
Las capillas doctrineras desde su
dimensión cultural, emocional y de uso, se presentan como espacios contenedores
de múltiples valores, que permiten
evocar practicas asociadas al rito católico autentico y a su vez desarrollar una
serie de prácticas religiosas contemporáneas, por medio de las cuales se re
significa en espacio, manteniendo su esencia.
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